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Podemos… ¿tener gobierno?
Tic tac, tic tac, tic tac. Con esta onomatopeya el líder de Podemos anunciaba el principio del fin del gobierno de Rajoy hace algo más de un año en un mitin en Valencia. Entre aquel momento y la actualidad ha pasado el tiempo, ha habido elecciones generales, y tras más de cien días sin gobierno electo, Rajoy sin abandonar la Moncloa. Parece que ahora es la contrarreloj hacia unas nuevas elecciones la que preocupa a todos. Unas elecciones que no interesan a nadie. Y a Podemos, según publican las encuestas, tampoco.
Podemos, convertido en tercera fuerza, se ha convertido en una pieza clave en las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno. Negociaciones que hasta la Semana Santa pasada parecían estancadas tras el rechazo de la formación al acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos. Una negativa que la formación daba de espaldas a sus bases, pilar fundacional de Podemos, a diferencia de los que Pedro Sánchez y los suyos hicieron con el acuerdo con Ciudadanos.
Sin embargo, tras estos días, parece que Podemos ha entrado ya en la madurez transformándose de nuevo partido a partido al uso. Se han constatando las primeras discrepancias importantes en su seno. Si primero fueron el sector de los anticapitalistas los que pedían preparar a la formación para un nuevo escenario electoral, después sería las dimisiones de distintos miembros en la organización en Madrid. Todo ello culminando con la fulminante destitución de Sergio Pascual como secretario de organización. Hombre fuerte de Iñigo Errejón quien ha sido sustituido a dedo por el carismático Pablo Echenique. Pero, en estas decisiones ¿dónde están las bases?¿qué es de aquellos “círculos” que sostenían al partido? ¿qué es de aquella gente transformada en usuarios inscritos con carácter de militantes?
En todo este tiempo, parece que las bases han estado ausentes ante las decisiones de la dirección del partido, mientras este es gobernado con mano de hierro desde la dirección. Sin embargo, este segundo tiempo en las negociaciones para formar gobierno parecen que traen consigo un cambio. Iglesias anunciaba este fin de semana que consultará a las bases la postura del partido en relación a la postura que adoptará el partido en el hemiciclo en caso de que las negociaciones para un gobierno de coalición fracasen. Sin lugar a dudas, una vuelta al origen de la formación, que ve un posible coste electoral en las decisiones que el núcleo irradiador toma, ajenas a sus militantes, y sobre todo a su votantes.
Y es que parece que Podemos vive estos días su particular tictac, batiéndose entre la responsabilidad de permitir la formación de un gobierno que eche a Rajoy de la Moncloa o entre su propia supervivencia conservando los apoyos cosechados ante unas nuevas elecciones. Podemos decir que ahora estamos más cerca de que haya un nuevo gobierno. ¿Con Podemos? De eso, las negociaciones dirán.